Estoy en el pozo negro más grande hasta ahora. Me siento vacía, no sé, con malestares y ganas de dormir. No quiero entrar a mi casa y volver a sentir esa depresión o penumbra que siento día por medio cuando mi corazón esta debilitado. Tampoco quiero estar acá sentada, escribiendo para darle paso a mis lágrimas, no quiero pero lo hago. Hoy, si bien tenía ganas de llorar y lo hice, no fue solo una obligación, sino que cerraba los ojos e inmediatamente las lágrimas recorrían mis mejillas. Quería desaparecer, no sé cambiar de figura, preguntarme ¿por qué? cuánto mal pude haber echo. No es la primera vez que me lo planteo, ni tampoco es la primera vez que siento este nudo en la garganta, solo que las otras veces tenía una calma y un respiro. Tenía a mi hermana. Tengo a mi hermana, y son en estos momentos en los que me pesa mucho no tenerla a mi lado y tener que llorar por extrañarla y llamarla con el dolor...Porque desde el momento que supe que había nacido Isabella le prometí amor absoluto, cuando no sabía cuanto la iba a necesitar. Bueno, ahora lo sé. Hoy mientras me sentía pésimo empece a revivir a cada ser vivo que se encontraba a mi lado, mi familia mis amigos, y cuanto más pensaba, más lloraba, sin embargo, cuando me toco pensar en Isabella, un fuego interno me quemo por dentro y entonces supe que la necesita más que nadie, porque con el solo hecho de respirar me transmite tranquilidad y confianza. No quiero hablar, juro no querer largar sonido de mi boca ni tampoco dar explicaciones, pero SI necesito una ayuda, y veo las buenas intenciones en todo, pero se que aún así nadie me entiende. Soy una adolescente bipolar, eso lo sé y no tengo de que avergonzarme, porque es la edad y todo el bla bla que viene después. Pero, ¿de qué edad me están hablando si este dolor me esta matando interiormente? Mañana, a los 30 puedo llegar a explotar de la risa de este problema, o capaz la semana que viene, cuando vuelva a leer esta entrada también esté riendo...pero ahora, ahora quiero llorar y morir. Transformarme en una planta y sacar toda espina de mi corazón. Me siento tan olvidada y perdida, sola y aturdida. ¡Carajos! Odio esta edad y odio estar pasando por eso, ¿por qué no lo puedo disfrutar? No es lo que quiero para vivir mis catorce años, quiero el fin.
Cuando prometí que este año se convertiría positivo y en cambios, no advertí de estas sorpresas desagradables, que siempre tienden a venir y a amargar un poco mi bienestar.
¿Es así como tengo que seguir? ¿llorando?
Ojalá mañana sepa que me causa tanto dolor y pararlo inmediatamente antes de volver a sangrar.
Me ahoga respirar siempre el mismo aire.
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