lunes, 10 de octubre de 2011

Te quiero, Mely.

Hoy viví un alivio para el alma. Es algo...no sé, fresco.
Aprendí que la vida no se supera, que la vida se vive, con sus contras y todos los problemas y lágrimas que nos puede causar. Aprendí que nadie es tan capo, que todo genio y superado cae tan bajo que ni siquiera llego a verlo desde mi poca altura. Aprendí, cerca de la tarde, que el sol es un nuevo amanecer y que espera eso...que revivamos, que alegremos al mundo, que seamos el ejemplo más cercano que tenga la humanidad, que Dios nos ama y que recompensa, que la vida sigue...Aprendí a mirar los corazones de los demás desde otra perspectiva, nadie es culpable, somos todos pobres inocentes que lloramos y nos encerramos en una habitación, que dejamos nuestro lado orgulloso a la hora de hablar y venir arrepentido a pedir disculpas. Aprendí que hasta el más estúpido es quien puede mover una familia. Aprendí a vivir agarrada de dos manos, de tres y de muchas más...no estoy sola, gracias Dios mio, no estoy sola, estoy rodeada de gente, que se esconde entre los árboles pero que siempre va a estar para mi, aprendí eso, que nunca me va a faltar una compañía, que cuando haya sombras que quieran opacarme, la luz del amor va a impedirlo, siempre triunfa la verdad. Aprendí que nadie tiene tanto poder como para exigir algo que no existe, que nunca existió y que jamás lo hara: conformate. Aprendí a querer a todos, y a mostrar mis lágrimas dando a entender lo débil que soy y que toda esa coraza que mostraba era solo eso...una imagen, algo que usaba para no ser lastimada, para que nadie pueda darme otro golpe.
Aprendí a querer, y a confiar.
Aprendí a perdonar...
La vida sigue. Aprendí, más que nada, que nos afecta quien nosotros queremos...
No lo dejemos entrar.
...gracias, era todo lo que necesita escuchar.

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