sábado, 30 de julio de 2011

Cambios.

Y sin pedir nada más. Lloré...
Lloré por toda mi confusión, por querer y no poder, por no saber manejar mis pasos. Lloré simplemente porque mi permanencia en un lugar siempre varia y por mi estado de ánimo cambia como cambio yo de palabras. Lloré porque me gusta sentir la brisa fría y helada en mi rostro a causa de mis lágrimas, porque me gusta sentir ese agradable sentimiento de saber que no soy una roca, y de que buenos y malos, son mis sentimientos...solo míos.
Lloré porque la vida me da mucho y se que no lo se apreciar, y hoy, con mis catorce años, aunque parezca loco, tengo ganas de agradecerle, pero aún así, no lo hago.
Lloré porque siempre pedí una conversación y un dialogo, lloré porque siempre sentí la imperfección en mi vida, dándome cuenta que así se maneja el mundo: buscando lo perfecto. Lloré porque se que eso no existe, que es solo una imagen y nada más que una imagen. Lloré porque me gusta hacerlo, y porque siento un alivio en mi corazón cada vez que arrugo mis ojos y doy paso a mis lágrimas, porque cada vez que lo hago siento un gran respiro en mi interior. Y simplemente lloré porque siento un gran enojo y una gran tristeza, pero a eso sumale que estoy sumamente feliz y que si bien existan pequeñas cosas que me saquen el buen humor, también existen otras mucho más potentes que me lo renuevan.
Lloré por el simple echo de querer cambiar y de no aburrirme siempre de lo mismo: sonreír.
Lloré porque me da risa llorar, porque se que mi vida no se basa en el llanto y sin embargo, sigo largando mis penas en agua salada que corre por mis mejillas hasta perderse en mi mentón.
Lloré porque se que no lloré y porque también se que no lo sentí.
Lloré porque quiero ponerle ganas a mi vida y ¿qué mejor manera de empezar con lágrimas?
Nunca lloré y tampoco pienso hacerlo, solo que juego un poco con mi mente y este blog esta para eso: hacerme sentir cosas que jamás sentí.
Pero, al fin y al cabo, termino en lo mismo. Espero cambiar el rumbo esta vez y nada...divertirme haciéndolo.
Lloré porque se me da la gana, y porque tengo grandes excusas para hacerlo.
Gracias...porque lloré simplemente por vos. 




Mentira...
No sé que decir ni que hacer para verte feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario