lunes, 7 de noviembre de 2011

SÍ.

Como una radiante luz naciste del corazón de la Oscuridad, como un simple favor tomaste mi mano y me obligaste a huir. Tu tacto me quemaba y con solo mirarte los ojos me ardían. Princesa de mi cuento, hoy te agradezco tu luz y tu verdad. Tu pureza me salvó de aquella vez en la que creí en un mundo completamente oscuro y siniestro.
Un día quise llamarte, la voz me temblaba y el corazón escapaba de su lugar. Sentí tu sonrisa y lloré. Cuando me miraste, el mundo se detuvo. Todo mi corazón te pertenece. Quise enseñarte mi nombre, y encontré un balbuceo: hermosa melodía. Quiero quererte.
Al descubrir, busqué un mundo donde exista esa pequeña con ojos grandes y negros, que hipnotizan el aire con una simple mirada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario