sábado, 26 de marzo de 2011

Lo más grande y a la vez, lo más chico.

Nuestro sol, ¿Es realmente nuestro? ¿Nos ayuda tanto como pensamos?
Por ejemplo, cuando tenes tanto frío que ya no hay campera que te abrigue ¿Que haces? Caminas por la vereda del sol. Exactamente, caminas por la vereda del sol. En cambio, cuando sentís un calor sofocante y lo único que pedís es un poco de sombra, el mismo sol se encarga de no dártelo.
Es y no es.
Solo acerco mi vista hacia el sol y descubro lo poderoso y destructor que puede llegar a ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario