martes, 29 de marzo de 2011

Agridulce

Estoy muy asustada. Asustada por no poder controlar mis pensamientos. Porque es la verdad, en el único momento en el que no somos dueños de nuestra mente es cuando cerramos los ojos, soñamos y vamos más allá de lo coherente. Tengo miedo de ahora volver a cerrar los ojos y que mi mente procese cosas que me obliguen a despertar con el corazón en la boca. Tengo miedo de perder el control para siempre...
Ahora, en este momento, me importa mucho y poco lo que procese mi mente, lo que imagine o piense. Por fin, luego de tantos meses estoy empezando a sentirle el gustito agridulce a la felicidad. De a poco voy ingiriendo en mis pulmones la brisa de verano, más allá que estemos empezando el otoño. Y con el paso de los días, mi sonrisa se vuelve más verdadera y notable que semanas atrás.
Me estoy empezando a sentir nuevamente completa. Sin susurros que me atormenten ni silencios que me incomoden. Solo un poco de mi.
Gracias a todo mi alrededor, con la presencia y ausencia de algunos, vuelvo a ser yo. Tan sencillo y complejo a la vez...

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