Perdón humanidad, si, perdón por un segundo haber desconfiado de tu egoísmo, por haber creído en vos, por pensar que podías llegar a ser capaz de poner a alguien antes que vos, a un pobre boludo que necesita ayuda, pensé que lo ibas a ayudar, y te pido perdón por eso.
Yo te conozco, sé que pongo mucho sobre tus hombros, sé que tenes muchas expectativas encima y muchos ojos mirandote, pero humanidad, yo tenía algo muy personal con vos, yo creía...eso que se hace con el corazón mientras depositas todas tus lágrimas y esperanzas en alguien, y yo lo hice en vos humanidad, y te pido perdón.
Te pido perdón por haberte fallado, por no seguir las normas que impuestas están en vos, no sé en qué estaba pensando, tal vez estaba demasiado enferma de amor, tal vez, seguro, lo más probable.
Humanidad, ya no sé como pedirte perdón, en serio necesito que lo hagas, fui una tonta y una irrespetuosa, no merecías tal falta de respeto, tal caracterización, pero yo sin embargo lo hice humanidad, y perdón.
Espero que entiendas que estás fallas las tenemos todos los tontos, y con eso ya hablo mucho de vos, soy así humanidad, demasiado ilusa, demasiado que quiero y que deseo, y sobre todo: demasiado que creo.
Perdón porque siempre fuiste la misma, la que todos conocemos, no se salva ninguno de tus hijos, humanidad, somos todos los mismos, tal basura que ni siquiera nos podemos diferenciar, pero bueno, yo creí y perdón por eso, nunca suelo entender lo que hago, de hecho nunca lo hago.
Perdón y tranquila que no pienso hacerlo nunca más, me quedó bien en claro lo que sos, aunque siempre lo supe...
¿Qué tal si te corres?
I'm only good to those who are good to me. The rest of you can suck my dick.

lunes, 13 de junio de 2016
lunes, 18 de abril de 2016
Carta de invierno.
El martes siguiente hacía frío, volaban las hojas y los pensamientos, los ojos ya no gritaban lágrimas y mi voz ya no se quebrantaba. Me abrigué, me abrigué todo lo que pude y tomé todo el café que el estómago me permitió, pero al final del día comprendí que necesitaba otro tipo de calor, otra clase de temperatura, tal vez tu voz...ésa voz...
Se había cumplido una semana de la vez que decidiste sonreírme con lágrimas en los ojos, mientras en palabras, te alejabas de mí, y te lloré cada vez que el sol se apagaba, junto con mis emociones, y me abracé al invierno que tanto me cantaste aquel martes de frío.
"Luz" me dijiste, me rogabas con tu tono de voz que te mirara, me suplicabas con la respiración agitada que te perdonara, ¿cómo hacerlo?¿cómo afrontar éste invierno? No te pude decir nada, recordarás que mis lágrimas me lo impidieron, pero cuando salí de tu casa, algo más dejé por las veredas aparte de tu presencia, dejé todo lo que tenía para decirte, lo perdí entre susurros en mi cabeza, y aunque hoy todavía retumban, perdí las esperanzas de algún momento volver a acomodarte ese mechón que se te escapa mientras te cuento todo lo que me pasó.
Nunca conocí el sentimiento de pérdida, nunca experimenté tener a alguien cerca mío y a la vez tan lejos, cómo puedo seguir pensándote todos los días, abrazándote en sueños, hablándote en canciones, y...vos tan lejos, tan ausente.
La sensación de que te quitaron una parte de tu cuerpo, una extencion de tu esencia es similar a la de quererse muerto, la de quererse dormido, la de quererse (y estar) en el invierno más frío de mi vida.
El miércoles a la mañana todavía la brisa seguía golpeándome las mejillas, y congelándome la nariz, pero ya no lloraba, tal vez el frío incluso había congelado las ganas de llorar, ojalá fuera así.
El "seguir con la vida" es complicado para quien necesita una pausa en su rutina, fumarse un pucho mientras contas las estrellas y cerras los ojos para sentir el aroma de la noche, pero vos...vos no me diste tiempo a eso, vos te fuiste un martes, y nunca volviste, vos trajiste un invierno que no puedo calmar y voces que no puedo callar, me dejaste con los ojos abiertos y con el té a medio terminar, y así como si nada, como tan difícil fue llegar, tan fácil fue irte...y te fuiste.
Toda mi vida continuó en bufandas y con distintos pares de medias todos los días, las horas pasaban, tres tasas de café por día, risas muy de menos, y las lágrimas se congelaban. ¿Cómo sigo después de ésto? ¿cómo controlar los impulsos de extrañarte que tengo? ¿a quién tengo que preguntarle por qué te fuiste? ¿a quién preguntarle si me seguís extrañando? ¿me amarás todavía, o dejaste de hacerlo? ¿cuándo tus besos comenzaron a ser secos? ¿cuándo...?
Se había cumplido una semana de la vez que decidiste sonreírme con lágrimas en los ojos, mientras en palabras, te alejabas de mí, y te lloré cada vez que el sol se apagaba, junto con mis emociones, y me abracé al invierno que tanto me cantaste aquel martes de frío.
"Luz" me dijiste, me rogabas con tu tono de voz que te mirara, me suplicabas con la respiración agitada que te perdonara, ¿cómo hacerlo?¿cómo afrontar éste invierno? No te pude decir nada, recordarás que mis lágrimas me lo impidieron, pero cuando salí de tu casa, algo más dejé por las veredas aparte de tu presencia, dejé todo lo que tenía para decirte, lo perdí entre susurros en mi cabeza, y aunque hoy todavía retumban, perdí las esperanzas de algún momento volver a acomodarte ese mechón que se te escapa mientras te cuento todo lo que me pasó.
Nunca conocí el sentimiento de pérdida, nunca experimenté tener a alguien cerca mío y a la vez tan lejos, cómo puedo seguir pensándote todos los días, abrazándote en sueños, hablándote en canciones, y...vos tan lejos, tan ausente.
La sensación de que te quitaron una parte de tu cuerpo, una extencion de tu esencia es similar a la de quererse muerto, la de quererse dormido, la de quererse (y estar) en el invierno más frío de mi vida.
El miércoles a la mañana todavía la brisa seguía golpeándome las mejillas, y congelándome la nariz, pero ya no lloraba, tal vez el frío incluso había congelado las ganas de llorar, ojalá fuera así.
El "seguir con la vida" es complicado para quien necesita una pausa en su rutina, fumarse un pucho mientras contas las estrellas y cerras los ojos para sentir el aroma de la noche, pero vos...vos no me diste tiempo a eso, vos te fuiste un martes, y nunca volviste, vos trajiste un invierno que no puedo calmar y voces que no puedo callar, me dejaste con los ojos abiertos y con el té a medio terminar, y así como si nada, como tan difícil fue llegar, tan fácil fue irte...y te fuiste.
Toda mi vida continuó en bufandas y con distintos pares de medias todos los días, las horas pasaban, tres tasas de café por día, risas muy de menos, y las lágrimas se congelaban. ¿Cómo sigo después de ésto? ¿cómo controlar los impulsos de extrañarte que tengo? ¿a quién tengo que preguntarle por qué te fuiste? ¿a quién preguntarle si me seguís extrañando? ¿me amarás todavía, o dejaste de hacerlo? ¿cuándo tus besos comenzaron a ser secos? ¿cuándo...?
Vos toma ésto y te olvidas de todo. Eso me dijo una amiga, muy amiga, pero tan amiga que sin embargo no supo que el dolor no se olvida aún con la droga más efectiva de todas, lo que hace es aumentarlo.
miércoles, 2 de marzo de 2016
Vi el viento libre y me enamoré
Bueno, ¿quién dijo que la soledad es una enfermedad?
Muchas veces pensamos que las personas solitarias son tristes, o que les pasó algo tan terrible que las obligó a quedar solitarias, a escuchar sus latidos y sentir su silencio, disfrutarlo.
Pero, ¿qué pasa cuando la soledad es una decisión? ¿será difícil asumirla?
Hoy vengo a contar algo que no sé, por lo que no viví, algo de lo que voy a hablar pero que no estoy segura, voy a hablar de temas que desconozco, y desconozco tanto que me gustaría aprenderlo e incluso vivirlo.
La soledad.
Existen personas a las cuales no les gusta estar solas, e incluso eso las deprime o las pone tristes. Por el contrario, hay otras personas que disfrutan de su mera compañía, de pasar tiempitos de lectura con algún autor famoso, o de escuchar música mirando al cielo, y me parece algo hermoso. Me gusta el tiempo a solas, me gusta abrigarme, sentarme donde pueda respirar aire ajeno, cerrar los ojos mientras escucho melodías que más que música, son terapias. Me gusta todo eso, lo disfruto, quisiera poder disfrutarlo más, pero aún con ese poquito placer, lo disfruto.
Ahora me gustaría que otras brisas me acaricien, que otros paisajes me inunden los ojos, y que otro sol alumbre mis deseos, pero es el lugar que ya conozco, y que podría llamar me hogar. Estoy necesitando un poquito más, algo un poco más nuevo, ya sabes...otros hogares que visitar y ver otros árboles, otras caras, mmm, otro cielo.
Llamalo soledad, llamalo respirar aire nuevo, llamado cambio de aire, llamalo vacaciones, llamalo como más quieras, pero necesito irme, un poco bastante lejos, descansar la cabeza, ir hacia otro tiempito compartido, conmigo misma, y tener frío, que la brisa me cubra todo el cuerpo y más allá de eso...que me duelan los pies de tanto caminar, que tengas ganas de tomar un café con leche, con mucho café y con mucha leche, que me den ganas de dar un abrazo, querer escuchar una guitarra, querer leer unas líneas, querer charlar de la vida y de la muerte, apurarme por comer, pensar en el mañana, estar cansada, estar tan cansada de ser feliz que hasta quisiera dormirme mirando al cielo tan oscuro que casi ni parece cielo, me gustaría quedarme despierta sin tener miedo, sin tener temor a que ya es tarde, que hay que volver a soñar, porque la gente mala es mala con aquellos despiertos, me gustaría.
Y quiero irme, mucho quiero irme, no porque no me guste estar acá, al contrario, me gusta, disfruto sus besos, disfruto sus dibujos, me gustan sus comidas lights, disfruto de las risas, me gusta estar para algo, pero ya fue suficiente de todo lo mismo.
Amerita un cielo que no mirará, así yo perderé el miedo a volar, cuando no contestas y desapareces, serenamente llena el vacio de las ausencias como un niño dentro de mi, quede en cuando en cuando tira un consejo y se echa otra vez a dormir.
Ya abra tiempo de volar lejos, de respirar nuevo, y de extrañar viejo, mientras tanto, seguiremos soñando en alto, escuchando música que me lleve a donde quisiera estar, y cuando no me de cuenta, porque la cabeza no me dejé pensar...allí estaremos, donde siempre tuvimos que estar.
Muchas veces pensamos que las personas solitarias son tristes, o que les pasó algo tan terrible que las obligó a quedar solitarias, a escuchar sus latidos y sentir su silencio, disfrutarlo.
Pero, ¿qué pasa cuando la soledad es una decisión? ¿será difícil asumirla?
Hoy vengo a contar algo que no sé, por lo que no viví, algo de lo que voy a hablar pero que no estoy segura, voy a hablar de temas que desconozco, y desconozco tanto que me gustaría aprenderlo e incluso vivirlo.
La soledad.
Existen personas a las cuales no les gusta estar solas, e incluso eso las deprime o las pone tristes. Por el contrario, hay otras personas que disfrutan de su mera compañía, de pasar tiempitos de lectura con algún autor famoso, o de escuchar música mirando al cielo, y me parece algo hermoso. Me gusta el tiempo a solas, me gusta abrigarme, sentarme donde pueda respirar aire ajeno, cerrar los ojos mientras escucho melodías que más que música, son terapias. Me gusta todo eso, lo disfruto, quisiera poder disfrutarlo más, pero aún con ese poquito placer, lo disfruto.
Ahora me gustaría que otras brisas me acaricien, que otros paisajes me inunden los ojos, y que otro sol alumbre mis deseos, pero es el lugar que ya conozco, y que podría llamar me hogar. Estoy necesitando un poquito más, algo un poco más nuevo, ya sabes...otros hogares que visitar y ver otros árboles, otras caras, mmm, otro cielo.
Llamalo soledad, llamalo respirar aire nuevo, llamado cambio de aire, llamalo vacaciones, llamalo como más quieras, pero necesito irme, un poco bastante lejos, descansar la cabeza, ir hacia otro tiempito compartido, conmigo misma, y tener frío, que la brisa me cubra todo el cuerpo y más allá de eso...que me duelan los pies de tanto caminar, que tengas ganas de tomar un café con leche, con mucho café y con mucha leche, que me den ganas de dar un abrazo, querer escuchar una guitarra, querer leer unas líneas, querer charlar de la vida y de la muerte, apurarme por comer, pensar en el mañana, estar cansada, estar tan cansada de ser feliz que hasta quisiera dormirme mirando al cielo tan oscuro que casi ni parece cielo, me gustaría quedarme despierta sin tener miedo, sin tener temor a que ya es tarde, que hay que volver a soñar, porque la gente mala es mala con aquellos despiertos, me gustaría.
Y quiero irme, mucho quiero irme, no porque no me guste estar acá, al contrario, me gusta, disfruto sus besos, disfruto sus dibujos, me gustan sus comidas lights, disfruto de las risas, me gusta estar para algo, pero ya fue suficiente de todo lo mismo.
Amerita un cielo que no mirará, así yo perderé el miedo a volar, cuando no contestas y desapareces, serenamente llena el vacio de las ausencias como un niño dentro de mi, quede en cuando en cuando tira un consejo y se echa otra vez a dormir.
Ya abra tiempo de volar lejos, de respirar nuevo, y de extrañar viejo, mientras tanto, seguiremos soñando en alto, escuchando música que me lleve a donde quisiera estar, y cuando no me de cuenta, porque la cabeza no me dejé pensar...allí estaremos, donde siempre tuvimos que estar.
domingo, 21 de febrero de 2016
Te abracé toda la noche
Sí, la verdad es que lo hiciste, pero yo quise más, y ese fue mi error.
Sinceramente no puedo tener una postura firme en casos como éstos, algunos días es una, otros días es otra, sin embargo siento como una crece dentro, pero la niego, la niego todos los días porque te quiero.
Pero ayer eso no bastó, no alcancé con el amor y la demostración a poder tranquilizar tus impulsos, tus pulsaciones, saltaste igual.
Me quedaron miles de palabras por gritar y decir alto, pero solamente llegaron hasta la punta de los labios, no hubo impulso que las hiciera salir. Porque me dolió, me dolió tu última frase, me dolieron todas en realidad, con enojo, con tristeza y nervios, pero las dijiste, y me dolió. Quería abrazarte fuerte y que no te vayas nunca, no te iba a dejar saltar sólo, pero sin embargo, me abrazaste toda la noche...
Y simplemente eso fue lo que pasó, yo tenía miedo de no volverte a ver, de no volver a hablar con vos por mucho tiempo ¿cuánto es mucho? ¿cuánto tengo que esperar? si me abrazaste toda la noche.
No te quería dejar ir, quería que te quedaras conmigo, por miedo, y sin embargo, aún pegada a vos, abrazándote, lo dijiste, y no quedaba nada más que hacer, que llorar, había palabras de más en la conversación, no quería sumar. Pero sin embargo, me abrazaste toda la noche.
Y te abracé fuerte, te agarré fuerte, para que no te vayas, para tenerte al lado, para cuidarte, y vos me correspondías...sólo por la noche.
A la mañana no quisiste abrazarme, porque ya me habías abrazado toda la noche. El más importante era el abrazo de la mañana, mirarnos y poder decirte "no quiero que te pase nada", pero me abrazaste toda la noche, y yo no pude contra eso, lloré como siempre, pero lo sentí como nunca. Y lo siento.
Perdón por querer más, por querer que me abraces siempre y no toda la noche.
No te pude decir las tres cosas que quería, pero las voy a escribir, en algún lado las tengo que dejar.
No quiero que te pase nada.
Claro que me importas.
No quiero que te vayas.
Quedarán en mi memoria, porque vos...vos me abrazaste toda la noche.
Sinceramente no puedo tener una postura firme en casos como éstos, algunos días es una, otros días es otra, sin embargo siento como una crece dentro, pero la niego, la niego todos los días porque te quiero.
Pero ayer eso no bastó, no alcancé con el amor y la demostración a poder tranquilizar tus impulsos, tus pulsaciones, saltaste igual.
Me quedaron miles de palabras por gritar y decir alto, pero solamente llegaron hasta la punta de los labios, no hubo impulso que las hiciera salir. Porque me dolió, me dolió tu última frase, me dolieron todas en realidad, con enojo, con tristeza y nervios, pero las dijiste, y me dolió. Quería abrazarte fuerte y que no te vayas nunca, no te iba a dejar saltar sólo, pero sin embargo, me abrazaste toda la noche...
Y simplemente eso fue lo que pasó, yo tenía miedo de no volverte a ver, de no volver a hablar con vos por mucho tiempo ¿cuánto es mucho? ¿cuánto tengo que esperar? si me abrazaste toda la noche.
No te quería dejar ir, quería que te quedaras conmigo, por miedo, y sin embargo, aún pegada a vos, abrazándote, lo dijiste, y no quedaba nada más que hacer, que llorar, había palabras de más en la conversación, no quería sumar. Pero sin embargo, me abrazaste toda la noche.
Y te abracé fuerte, te agarré fuerte, para que no te vayas, para tenerte al lado, para cuidarte, y vos me correspondías...sólo por la noche.
A la mañana no quisiste abrazarme, porque ya me habías abrazado toda la noche. El más importante era el abrazo de la mañana, mirarnos y poder decirte "no quiero que te pase nada", pero me abrazaste toda la noche, y yo no pude contra eso, lloré como siempre, pero lo sentí como nunca. Y lo siento.
Perdón por querer más, por querer que me abraces siempre y no toda la noche.
No te pude decir las tres cosas que quería, pero las voy a escribir, en algún lado las tengo que dejar.
No quiero que te pase nada.
Claro que me importas.
No quiero que te vayas.
Quedarán en mi memoria, porque vos...vos me abrazaste toda la noche.
lunes, 1 de febrero de 2016
Mère
Bueno, mi mère. No es de cobardes tener miedo, ¿sabes? muchas veces sentí el miedo recorrerme las venas, pero nunca verdaderamente necesario.
No sé mucho que es el miedo, mère, sé que es algo que está constantemente y que cuando llega, es muy difícil echarlo. Y ahora no quiero que lo eches, mère. Miralo de frente al miedo, y sonreile, porque ni el ni nadie te pueden detener, es cuestión de fortaleza, de tener voluntad, de aferrarse a la confianza y de mirar de frente todas las adversidades para saber a que nos enfrentamos.
No tengo muchas palabras mére, se me pone la piel de gallina, la brisa me enfría el cuerpo, y la oscuridad de a poquito se va llevando todos los destellos de luz que tengo. Pero quiero que brilles, querida, en la más temible oscuridad, que brilles fuerte y que grites alto. Acá estoy yo. Y si miras por el rabillo del ojo me podes ver a mí, sentada, esperandote, contando las estrellas y poniéndome off para los mosquitos. Así, tan segura y tranquila, me encontras. Pero con fe, con fe en tu tranquilidad, en tu camino y en el nuestro.
Te amo mère, en las noches y durante el día,viendote a los ojos, y sintiéndote la respiración. Te amo a los gritos y con mis silencios. Te amo con palabras, y caricias.
Tengo un nudo en la garganta que me ahoga, mére, necesito paz, necesito que todo vuelva a la normalidad, preocupándonos por cosas banales, necesito superficialidad en la cotidianidad, y te necesito de pie.
Y te necesito.
En vos confío, mi mère.
No sé mucho que es el miedo, mère, sé que es algo que está constantemente y que cuando llega, es muy difícil echarlo. Y ahora no quiero que lo eches, mère. Miralo de frente al miedo, y sonreile, porque ni el ni nadie te pueden detener, es cuestión de fortaleza, de tener voluntad, de aferrarse a la confianza y de mirar de frente todas las adversidades para saber a que nos enfrentamos.
No tengo muchas palabras mére, se me pone la piel de gallina, la brisa me enfría el cuerpo, y la oscuridad de a poquito se va llevando todos los destellos de luz que tengo. Pero quiero que brilles, querida, en la más temible oscuridad, que brilles fuerte y que grites alto. Acá estoy yo. Y si miras por el rabillo del ojo me podes ver a mí, sentada, esperandote, contando las estrellas y poniéndome off para los mosquitos. Así, tan segura y tranquila, me encontras. Pero con fe, con fe en tu tranquilidad, en tu camino y en el nuestro.
Te amo mère, en las noches y durante el día,viendote a los ojos, y sintiéndote la respiración. Te amo a los gritos y con mis silencios. Te amo con palabras, y caricias.
Tengo un nudo en la garganta que me ahoga, mére, necesito paz, necesito que todo vuelva a la normalidad, preocupándonos por cosas banales, necesito superficialidad en la cotidianidad, y te necesito de pie.
Y te necesito.
En vos confío, mi mère.
viernes, 25 de diciembre de 2015
Carta de navidad para Isabella
Hola, ayer fue navidad. O mejor dicho, todavía nos quedan cuarenta minutos de navidad, y la verdad es que sin quererlo fue una navidad triste, y más que felicidad, me daban ganas de llorar...muchas.
Éste año no hubo muchos colores, no hubo música, y tampoco hubo demasiada comida, básicamente fue una cena más, no me parece mal, sinceramente el significado de la navidad es muy relativo, y siempre es demasiado superficial. Pero de todas formas, ésta navidad fue triste.
El árbolito no tuvo muchos regalos, en sí, el arbolito no es grande, me comieron los mosquitos, tampoco había mucha gente en la calle, y nadie me dijo "te quiero", o sí, pero nadie que realmente lo sintiera.
Los regalos no tienen nada que ver, simplemente es la nostalgia de que exista gente que tenga la posibilidad de un árbol lleno, y otros que ni siquiera puedan tener el símbolo navideño en su casa, porque tal vez ni siquiera tengan casa.
Las luces no brillaban del todo, los cohetes no sonaban tan fuerte, la luna no se veía del todo, y los abrazos...tal vez demasiado débiles.
Mi hermana fue feliz, de eso no lo dudo, ella tuvo su porcentaje de alegría en su navidad, pero sé que no del todo. Quién sabe si fue el sueño, quién si fue una consecuencia de la situación, pero seguramente fue.
Isabella, hermana:
Isabella tu inocencia es la que me entristece, no sabes qué es lo que pasa, pero sin querer sentirlo, percibis todo, y lo haces excelente, y también sin quererlo, mi reina, tenes tus actitudes consecuentes.
Isabella tu media sonrisa es la que me pone triste, me gustaría que puedas abrazar a mucha gente, que pudieras abrir muchos regalos, que papá tenga mucha comida con la que retarte, me gustaría, reina.
Isabella, a veces el mundo es demasiado incomprensible, no entiendo mucho, no sé todavía con quién enojarme y si hacerlo con alguien, no sé a quien mirar mal, y a quién darle una palmada en la espalda. Si nadie me trata mal, ¿por qué hacerlo? ¿por qué tengo que ser abogada de dios y del diablo?
Isabella, verle los ojos triste y la mirada cansada a papá me partió el alma en dos, escucharle la voz quebrada pero sin querer demostrarlo, camuflado entre gritos y nervios y enojo, pero yo lo escuché.
Papá y mamá sufren, Isabella, seguramente lo sepas, porque vos inconscientemente también sufris. Una vez más me voy triste, cruzando los dedos de que duermas demasiado fuerte porque tal vez así no puedas escuchar peleas, porque papá y mamá sufren, e Isabella, ¿sabes que pasa? sufrimos todos.
Ayer mientras escuchaba a mamá, la miraba, caminar con las manos llenas de bolsas y en la espalda tu monopatin, me enojé mucho con papá, me enojé porque tal vez él no la miraba como yo, y no la escuchaba como yo, y porque tal vez, Isa, él no veía como yo la veía sufrir, y entre tanto murmullo, escuché a mamá ponerse triste, sin quebrarse, ya resignada, y me puse triste, pero sobre todo me enojé con papá.
¿Y sabes que pasó? Hoy lo vi a papá cansado y triste, hoy no lo escuché a papá reírse mucho. Papá perdió su alegría, lo sé. Pero tal vez seguía un poco enojada. Sin embargo, lo vi acostado en el sillón mientras todos estábamos disfrutando una tarde de pileta, con un simple ventilador de compañía, y me puse triste, una vez más, pero ésta vez con papá. Pero Isabella, ¿sabes que fue lo más me dolió? Ver a papá refregarse los ojos, cansado, enojado, triste, muy triste Isabella. Papá tiene tanto, y ahora quedó tan solo, no sé qué es lo que se merece, no sé que es lo que tendría que tener, seguramente tenga su culpa en todo ésto. Pero ver a papá triste, me puso más triste aún. Y ahora me muerdo la lengua para no llorar, porque estoy triste, porque mi familia cada vez está más dividida, porque nunca tuve algo muy especial Isabella, pero quisiera que tengas aunque sea un cuarto de lo que tuve yo. Y vos no lo tenes. Y por eso estoy tan triste.
Isabella no nos grites más, no le grites a mamá, no la mandes a mamá, no te fastidies, no tengas miedo, no llores, no digas que el amor no existe, mirame a mí, mirame Isabella, ¿llegarás a sentir lo que siento por vos? Mirame mimi, soy yo, tu hermana, y te amo como puedo. El amor sí existe Isi, existe y porque existe duele tanto, es algo que todavía no logré entender, pero cuando lo entienda prometo explicartelo.
Isabella ojalá todo se camufle en Papa Noel, ojalá pudieras tener una mesa llena de gente que te mime, ojalá pudieras tirar muchos cohetes sin que te de miedo, ojalá la abuela no llore, porque la madrina la hace llorar, ojalá la madrina crezca, ojalá mamá ceda, ojalá papá acepte, ojalá todos entendamos...
Nos quedan veinte minutos de navidad ahora. Feliz vida, mi amor, prometo que toda ésta tormenta no te va a afectar en nada, y si así lo hiciera voy a estar recogiendo cada pedacito tuyo para devolverlo a su lugar, porque ni vos ni nadie lo merece, no tenes porque ser una víctima.
Perdón por lo poco que hago. Ojalá pudiera amarte más fuerte.
Tu hermana.
Éste año no hubo muchos colores, no hubo música, y tampoco hubo demasiada comida, básicamente fue una cena más, no me parece mal, sinceramente el significado de la navidad es muy relativo, y siempre es demasiado superficial. Pero de todas formas, ésta navidad fue triste.
El árbolito no tuvo muchos regalos, en sí, el arbolito no es grande, me comieron los mosquitos, tampoco había mucha gente en la calle, y nadie me dijo "te quiero", o sí, pero nadie que realmente lo sintiera.
Los regalos no tienen nada que ver, simplemente es la nostalgia de que exista gente que tenga la posibilidad de un árbol lleno, y otros que ni siquiera puedan tener el símbolo navideño en su casa, porque tal vez ni siquiera tengan casa.
Las luces no brillaban del todo, los cohetes no sonaban tan fuerte, la luna no se veía del todo, y los abrazos...tal vez demasiado débiles.
Mi hermana fue feliz, de eso no lo dudo, ella tuvo su porcentaje de alegría en su navidad, pero sé que no del todo. Quién sabe si fue el sueño, quién si fue una consecuencia de la situación, pero seguramente fue.
Isabella, hermana:
Isabella tu inocencia es la que me entristece, no sabes qué es lo que pasa, pero sin querer sentirlo, percibis todo, y lo haces excelente, y también sin quererlo, mi reina, tenes tus actitudes consecuentes.
Isabella tu media sonrisa es la que me pone triste, me gustaría que puedas abrazar a mucha gente, que pudieras abrir muchos regalos, que papá tenga mucha comida con la que retarte, me gustaría, reina.
Isabella, a veces el mundo es demasiado incomprensible, no entiendo mucho, no sé todavía con quién enojarme y si hacerlo con alguien, no sé a quien mirar mal, y a quién darle una palmada en la espalda. Si nadie me trata mal, ¿por qué hacerlo? ¿por qué tengo que ser abogada de dios y del diablo?
Isabella, verle los ojos triste y la mirada cansada a papá me partió el alma en dos, escucharle la voz quebrada pero sin querer demostrarlo, camuflado entre gritos y nervios y enojo, pero yo lo escuché.
Papá y mamá sufren, Isabella, seguramente lo sepas, porque vos inconscientemente también sufris. Una vez más me voy triste, cruzando los dedos de que duermas demasiado fuerte porque tal vez así no puedas escuchar peleas, porque papá y mamá sufren, e Isabella, ¿sabes que pasa? sufrimos todos.
Ayer mientras escuchaba a mamá, la miraba, caminar con las manos llenas de bolsas y en la espalda tu monopatin, me enojé mucho con papá, me enojé porque tal vez él no la miraba como yo, y no la escuchaba como yo, y porque tal vez, Isa, él no veía como yo la veía sufrir, y entre tanto murmullo, escuché a mamá ponerse triste, sin quebrarse, ya resignada, y me puse triste, pero sobre todo me enojé con papá.
¿Y sabes que pasó? Hoy lo vi a papá cansado y triste, hoy no lo escuché a papá reírse mucho. Papá perdió su alegría, lo sé. Pero tal vez seguía un poco enojada. Sin embargo, lo vi acostado en el sillón mientras todos estábamos disfrutando una tarde de pileta, con un simple ventilador de compañía, y me puse triste, una vez más, pero ésta vez con papá. Pero Isabella, ¿sabes que fue lo más me dolió? Ver a papá refregarse los ojos, cansado, enojado, triste, muy triste Isabella. Papá tiene tanto, y ahora quedó tan solo, no sé qué es lo que se merece, no sé que es lo que tendría que tener, seguramente tenga su culpa en todo ésto. Pero ver a papá triste, me puso más triste aún. Y ahora me muerdo la lengua para no llorar, porque estoy triste, porque mi familia cada vez está más dividida, porque nunca tuve algo muy especial Isabella, pero quisiera que tengas aunque sea un cuarto de lo que tuve yo. Y vos no lo tenes. Y por eso estoy tan triste.
Isabella no nos grites más, no le grites a mamá, no la mandes a mamá, no te fastidies, no tengas miedo, no llores, no digas que el amor no existe, mirame a mí, mirame Isabella, ¿llegarás a sentir lo que siento por vos? Mirame mimi, soy yo, tu hermana, y te amo como puedo. El amor sí existe Isi, existe y porque existe duele tanto, es algo que todavía no logré entender, pero cuando lo entienda prometo explicartelo.
Isabella ojalá todo se camufle en Papa Noel, ojalá pudieras tener una mesa llena de gente que te mime, ojalá pudieras tirar muchos cohetes sin que te de miedo, ojalá la abuela no llore, porque la madrina la hace llorar, ojalá la madrina crezca, ojalá mamá ceda, ojalá papá acepte, ojalá todos entendamos...
Nos quedan veinte minutos de navidad ahora. Feliz vida, mi amor, prometo que toda ésta tormenta no te va a afectar en nada, y si así lo hiciera voy a estar recogiendo cada pedacito tuyo para devolverlo a su lugar, porque ni vos ni nadie lo merece, no tenes porque ser una víctima.
Perdón por lo poco que hago. Ojalá pudiera amarte más fuerte.
Tu hermana.
martes, 3 de noviembre de 2015
punto menos
Así que es así como se siente.
Me duele te juro que me duele, y también llora mi corazón, pero dejame, las tengo que largar...por algún lado las tengo que largar. Y hoy decidí hacerlas palabras.
Es inexplicable el vacío que puedo llegar a sentir por como veo algo que amo alejarse realmente, ¿qué puedo hacer? dos segundos atrás moría llena del enojo que sentía, y ahora no puedo dejar de llorar, pero no entiendo, no entiendo cuál es el sentimiento que prevalece.
No sé si cambié como me dijeron, si ya no pienso igual, si ya no siento lo mismo, pero entonces ¿por qué me duele tanto?
Me da bronca que no tenga ni tiempo para enojarme que enseguida tengo que ponerme a llorar, necesito enojarme tranquila sin que la otra persona de enoje de igual manera y yo, sensible, enseguida me ponga mal, dame tiempo para enojarme, también tengo ese derecho por favor.
Ya sé, siempre soy yo.
Siempre buscando, siempre volviendo a tu corazón, a tu pobre corazón.
Pienso que estamos al borde, al borde de un cielo sin sol.
Y yo...sigo con vos. Sabes, se hace difícil seguir anclado aquí sin tu amor. Ya sé, siempre soy yo. Anda, siempre buscando, siempre volviendo a tu corazón, a tu pobre corazón.
No sé que hacer, no sé por qué cosa llorar, lo único que sé es que estoy triste, que no tengo ganas para nada, que no encuentro incentivo para absolutamente nada, y que duele...no sabes cuánto.
Hasta perdí la gracia para escribir, ¿algo bien me va a salir éste año?
Me duele te juro que me duele, y también llora mi corazón, pero dejame, las tengo que largar...por algún lado las tengo que largar. Y hoy decidí hacerlas palabras.
Es inexplicable el vacío que puedo llegar a sentir por como veo algo que amo alejarse realmente, ¿qué puedo hacer? dos segundos atrás moría llena del enojo que sentía, y ahora no puedo dejar de llorar, pero no entiendo, no entiendo cuál es el sentimiento que prevalece.
No sé si cambié como me dijeron, si ya no pienso igual, si ya no siento lo mismo, pero entonces ¿por qué me duele tanto?
Me da bronca que no tenga ni tiempo para enojarme que enseguida tengo que ponerme a llorar, necesito enojarme tranquila sin que la otra persona de enoje de igual manera y yo, sensible, enseguida me ponga mal, dame tiempo para enojarme, también tengo ese derecho por favor.
Ya sé, siempre soy yo.
Siempre buscando, siempre volviendo a tu corazón, a tu pobre corazón.
Pienso que estamos al borde, al borde de un cielo sin sol.
Y yo...sigo con vos. Sabes, se hace difícil seguir anclado aquí sin tu amor. Ya sé, siempre soy yo. Anda, siempre buscando, siempre volviendo a tu corazón, a tu pobre corazón.
No sé que hacer, no sé por qué cosa llorar, lo único que sé es que estoy triste, que no tengo ganas para nada, que no encuentro incentivo para absolutamente nada, y que duele...no sabes cuánto.
Hasta perdí la gracia para escribir, ¿algo bien me va a salir éste año?
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