lunes, 1 de febrero de 2016

Mère

Bueno, mi mère. No es de cobardes tener miedo, ¿sabes? muchas veces sentí el miedo recorrerme las venas, pero nunca verdaderamente necesario.
No sé mucho que es el miedo, mère, sé que es algo que está constantemente y que cuando llega, es muy difícil echarlo. Y ahora no quiero que lo eches, mère. Miralo de frente al miedo, y sonreile, porque ni el ni nadie te pueden detener, es cuestión de fortaleza, de tener voluntad, de aferrarse a la confianza y de mirar de frente todas las adversidades para saber a que nos enfrentamos.
No tengo muchas palabras mére, se me pone la piel de gallina, la brisa me enfría el cuerpo, y la oscuridad de a poquito se va llevando todos los destellos de luz que tengo. Pero quiero que brilles, querida, en la más temible oscuridad, que brilles fuerte y que grites alto. Acá estoy yo. Y si miras por el rabillo del ojo me podes ver a mí, sentada, esperandote, contando las estrellas y poniéndome off para los mosquitos. Así, tan segura y tranquila, me encontras. Pero con fe, con fe en tu tranquilidad, en tu camino y en el nuestro.
Te amo mère, en las noches y durante el día,viendote a los ojos, y sintiéndote la respiración. Te amo a los gritos y con mis silencios. Te amo con palabras, y caricias.
Tengo un nudo en la garganta que me ahoga, mére, necesito paz, necesito que todo vuelva a la normalidad, preocupándonos por cosas banales, necesito superficialidad en la cotidianidad, y te necesito de pie.
Y te necesito.

En vos confío, mi mère.

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