Bati era un niño con mucho espíritu de niño, ¿sabes a lo que me refiero? me entendes, Bati era un niño, y hacía lo que un niño bueno...lo que un niño hace.
Bati tenía un hermano, muy grande, con manos muy anchas y con dedos largos, ojos chinos y corría muy rápido. No conocí al hermano de Bati, pero por lo que él me contó, era un hermano, y era mayor, y no nos olvidemos el detalle que corría rápido, eso es muy importante.
No sé cuando nos empezamos a centrar en el hermano de Bati que en el mismo Bati, lo que tenemos que saber es que la relación entre hermanos era muy inocente, y lo que entendemos por inocencia es aquello que te imaginas, jugar a la pelota, a veces a la play, a veces pelear, a veces hacer enojar a mamá, a veces ser cómplices de un par de líos, a veces ser hermanos, y a veces ser.
Bati me sonreía cuando me contaba que estaba esperando al hermano para jugar a la pelota con sus vecinos. Siempre lo veía sentado en la puerta de su casa con una remera roja y azul, short con una raya blanca no muy blanca al costado, medias de distinto par, botines, y la pelota en mano. ¿Te mencioné que Bati era un niño con mucho espíritu de niño? Es importante saberlo.
Bati corría muy rápido, y una vez hasta casi me hace tirar la bolsa de los mandados. Entusiasmado me gritó desde lejos que estaba corriendo al hermano y que tenía que alcanzarlo sino iba a perder. Bati era un niño al que no le gustaba perder. Y eso lo supe cuando, por primera vez lo vi llorar; admito que fue muy difícil comprender sus palabras entre lágrimas, mocos y llanto, pero aún así logré captar su tristeza, un tal Lucas le había ganado a las peleitas, y no sólo eso, sino que le había robado un Batman del tamaño de un caracol, pero lo más triste de eso es que ese Batman era del hermano de Bati. ¿Por cuál de todas esas cosas llorabas, Bati?
Conocí las manos anchas con dedos largos del hermano de Bati porque una tarde, como siempre, lo vi a Bati sentado en la puerta de su casa, pero está vez sin botines, sin pelota y sin medias de distinto par. No estaba esperando al hermano para jugar a la pelota. Bati estaba enojado. Me acerqué por curiosidad y descubrí que su hermano, su hermano mayor, muy grande, con ojos chinos y que corría rápido le había pegado. Pero Bati no estaba triste, tenía esos ojitos color miel llenos de lágrimas, pero sé que Bati no iba a llorar. Porque Bati no estaba triste. Bati estaba enojado. Enojado con su hermano mayor, muy grande, con ojos chinos y que corría rápido. El relato que me contó fue muy corto, no quise insistir, supe que no había sido muy grave, en definitiva, no estaba lastimado, pero Bati me confesó algo que no me esperaba: "Estoy enojado porque mi hermano tiene manos anchas y dedos largos entonces me puede pegar más fuerte". Le dejé un chupetin en sus piernas, y me fui, sin contestarle, porque sé que no quisiera escuchar una respuesta cargada de ternura. Quería respetar su enojo.
Año nuevo. Cómo olvidar ese treinta y uno de diciembre a las nueve y media de la noche cuando Bati tocó el timbre de mi casa, agitado de tanta risa acumulada. "¿Qué pasa, Bati? ¿Estás bien?". Y la verdad que Bati estaba muy bien, me contó que estaba jugando a las escondidas con el hermano y los primos y necesitaba un lugar donde esconderse. Encantada por tal inocencia, lo invité a pasar, y comimos postre, pero éste postre no era cualquiera postre, sino que era flan con crema, ¿lo importante?: "es el postre favorito de mi hermano". Su sonrisa se iluminó tanto que tuve que guardarle el resto del flan y el resto de la crema en una hoya para que pueda llevársela contento al hermano, sin importar el destino de las escondidas, seguramente sabrás, que Bati no ganó.
Y fue así como fui conociendo al hermano de Bati por el mismísimo Bati.
Me llevé una sorpresa cuando me enteré por la kioskera de la esquina que el hermano de Bati no era tan grande ni tan mayor como él lo suponía. Era solo un año mayor que Bati. Pero claro, aún seguía siendo mayor, y aún seguía teniendo manos anchas con dedos largos.
Lo que sigue es muy triste. No supe más de Bati. No lo veía en la puerta de la casa sentado esperando para jugar a la pelota, ni triste, ni enojado. Bati no esperaba más en la puerta de la casa. Bati creció, y ya no necesitaba esperar a nadie, ahora él iba solito, ahora él tenía manos anchas con dedos largos y corría muy rápido y le ganaba a los más niños. Bati ya no era más el niño con mucho espíritu de niño. Y eso lo comprobé yo misma. La última vez que hablé con Bati estaba comprando medio kilo de milanesas de carne para cocinarse, porque la mamá no estaba (lo supe porque se lo estaba contando a Juan, el carnicero). Bati me reconoció, si, y me saludó, pero ya no vi aquel brillo en los ojitos color miel que me demostraban su enojo, su tristeza o su entusiasmo. Solamente vi a un Bati de, ¿quince, catorce años? Sí.
Y se lo pregunté, se lo pregunté porque me intrigaba mucho, pero a penas terminé la pregunta supe que me había equivocado. Hubiera sido mejor quedarme callada a ver esos ojitos llenos de decepción que me dieron un golpe enorme al alma. Y hasta me asusté. Me asusté por aquel niño con mucho espíritu de niño.
"¿Y tu hermano?"
Bati de quince años me miró y bajó la mirada: "Está en mi casa, pero no habló más con mi hermano."
Pude captar enseguida el grado de decepción que había en su voz, un porcentaje de amargura, y muchos centésimos de tristeza.
Perdón Bati, perdón por haberte amargado ese medio kilo de milanesas de carne, perdón por haberte traído una pesadez al corazón.
Siempre me pregunté si el flan con crema seguiría siendo el postre favorito del hermano de Bati, y si alguna vez pudieron recuperar aquel Batman del tamaño de un caracol. No sé como terminaron esas escondidas, y tampoco sé si Bati pudo alcanzar corriendo al hermano. No lo sé y creo que jamás lo voy a saber.
No hablé más con Bati. Bati y su familia eran mis vecinos. Nunca conocí al hermano de Bati en persona. Son todos detalles que tal vez en otras circunstancias son importantes.
Ahora veo a un Bati de 17 años caminando de noche, con una capucha negra, mochila azul y manos en los bolsillos. Siempre me pregunté qué había pasado con el hermano de Bati. No sólo yo, sé que el niño con mucho espíritu de niño también se lo está preguntando.
Nunca me voy a olvidar el brillo en los ojos de Bati cuando me hablaba del hermano. Eran muchos sentimientos acumulados en un frasquito de niño. Y hoy, ese brillo se desvaneció, aunque sé, que en el fondo de ese caparazón de 17 años está el niño con mucho espíritu de niño que amaba a su hermano mayor, muy grande, con manos anchas, dedos largos, ojos chinos y que corría rápido...muy rápido.
Corré más rápido Bati. Seguramente lo alcances.

martes, 28 de julio de 2015
domingo, 26 de julio de 2015
Hasta el centro de la tierra
¿Sabes lo que es sentir protección?
Me encanta abrazarlo, es tan reconfortante sentir dos brazos que denotan tanto con solo rodearte.
Me encanta acariciarle el pelo y acomodarle el flequillo.
Me encanta escucharlo cantar y tocar la guitarra, pero más me encanta verlo feliz, y sé que eso lo hace feliz, y por eso me encanta.
Me encanta escucharlo reír, aún así sea riéndose de mí.
Me encanta escucharlo hablar, defendiendo su postura, por muy cabeza dura que sea.
Me encanta verlo en familia, abrazando a la mamá, riéndose con las hermanas, jugando con las sobrinas, hablar con el hermano...
Me encanta cuando me abraza por la espalda a la noche y siento su respiración en el oído.
Me encanta verlo estudiar y hacer la tarea.
Me encanta escucharlo cantar en la ducha, escuchando la mega inclusive cuando tiene que ir al baño.
Me encanta verlo no elegir que ponerse.
Me encanta cuando me cocina y me hace sus ensaladas con dos kilos de sal.
Me encanta cuando me pelea, cosa muy seguida, me encanta sí, porque sé que después se viene un seguro "mentira mi amor linda" y un beso.
Me encanta escucharlo hablar de las cosas que ama, hablar de su banda favorita, de su equipo de fútbol, de su mama.
Me encanta inventarle apodos, desde el momento que lo conocí como "Maxe" hasta lo más innovador y actual "Recepsionisto Vir".
Me encanta cuando viene Lauri, nunca la llamamos eh, pero siempre viene, y me encanta, buena pibi.
Me encanta aprender al lado de él, ni siquiera él sabe la cantidad de cosas que puede enseñar, y sin embargo a su lado aprendí y sigo aprendiendo mucho.
Me encanta equivocarme a su lado, porque sé que gracias a eso voy a aprender, voy a mejorar y siempre se puede estar un poco mejor.
Me encanta escucharlo hablar siempre, de todo lo que se te ocurra, contando todo lo que te imagines.
Me encanta su humildad, su real humildad, así como también me encanta su modestia y sencillez.
Me encanta verlo entre amigos.
Me encanta tocarle la panza y la espalda.
Me encanta la capacidad de poder hablar de lo que quiera con él.
Me encanta la luz que emana, la seguridad que provoca y la protección que brinda.
Pero sobre todo, ¿sabes que me encanta? Me encanta quererlo como lo quiero, me encanta haber apostado por él, haber parado dos segundos y no tomar una decisión precipitada, sólo porque en el fondo sabía que valía la pena estar con él.
Es raro, pero en un mundo donde nada vale la pena porque no se conoce el valor de las cosas ni las personas, el amor que le siento es una de las pocas certezas que puedo garantizar, él sabrá cual es la otra...claro, mi hermana.
Y porque hoy lo quiero es que estoy apta para decir que vale la pena, o mejor dicho, no vale la pena, vale la alegría.
Y aunque tuve muchos ataques de incertidumbre, desde el momento cero supe que valía la pena, ¿Cómo lo sabía? ¿Hablé antes de la seguridad que te provoca? bueno, esa seguridad que todos quieren en una relación, él me la da desde el momento que lo escuché cantar en Woodstock.
Nada es perfecto, sé más que nadie que nuestra relación no es perfecta, pero no estoy en el mundo para buscar la perfección de nada, sino que con ese desastre que tenemos, aportar cada uno su mierda, y enamorarnos de esa mierda, una mierda que me haga bien, que me haga reír y amar cada día un poquito más, pero como es mierda, también lloramos, lloramos un poco porque somos trágicos, el ser humano nació llorando, eso nos dice mucho y a la vez nada. No quiero descalificar nada con la etiqueta "mierda", simplemente estoy afirmando que nadie tiene un gramo de perfección, que nacimos para mandarnos cagadas, pero que con lo peor que tenemos, hacemos lo que más amamos. Y en este caso, apostaría más mierda de mi parte, más cemento para solidificar la base que formamos, por la simple razón que vale la pena pisar cualquier piso hecho de mierda agarrada de la mano de él.
Deseo este sentimiento de seguridad al amar a una persona como lo estoy sintiendo yo, porque se los puedo asegurar, nunca sentí esto antes.
Me pasaría horas hablando de él, y de lo buena persona que es, pero jamás mis palabras les harían honor a quien realmente es. Sepanlo conocer.
Te amo Max, porque sos vos a quién quiero, sos vos quien me brinda el hombro, sos vos con el que me río, sos vos con el que me enojo, sos vos con quien aprendo, sos vos de quien estoy enamorada, y sos vos, y me encanta que seas vos.
Siempre a tu lado, siempre juntos o siempre separados, pero a tu lado incondicional.
Hasta el centro de la tierra.
Me encanta abrazarlo, es tan reconfortante sentir dos brazos que denotan tanto con solo rodearte.
Me encanta acariciarle el pelo y acomodarle el flequillo.
Me encanta escucharlo cantar y tocar la guitarra, pero más me encanta verlo feliz, y sé que eso lo hace feliz, y por eso me encanta.
Me encanta escucharlo reír, aún así sea riéndose de mí.
Me encanta escucharlo hablar, defendiendo su postura, por muy cabeza dura que sea.
Me encanta verlo en familia, abrazando a la mamá, riéndose con las hermanas, jugando con las sobrinas, hablar con el hermano...
Me encanta cuando me abraza por la espalda a la noche y siento su respiración en el oído.
Me encanta verlo estudiar y hacer la tarea.
Me encanta escucharlo cantar en la ducha, escuchando la mega inclusive cuando tiene que ir al baño.
Me encanta verlo no elegir que ponerse.
Me encanta cuando me cocina y me hace sus ensaladas con dos kilos de sal.
Me encanta cuando me pelea, cosa muy seguida, me encanta sí, porque sé que después se viene un seguro "mentira mi amor linda" y un beso.
Me encanta escucharlo hablar de las cosas que ama, hablar de su banda favorita, de su equipo de fútbol, de su mama.
Me encanta inventarle apodos, desde el momento que lo conocí como "Maxe" hasta lo más innovador y actual "Recepsionisto Vir".
Me encanta cuando viene Lauri, nunca la llamamos eh, pero siempre viene, y me encanta, buena pibi.
Me encanta aprender al lado de él, ni siquiera él sabe la cantidad de cosas que puede enseñar, y sin embargo a su lado aprendí y sigo aprendiendo mucho.
Me encanta equivocarme a su lado, porque sé que gracias a eso voy a aprender, voy a mejorar y siempre se puede estar un poco mejor.
Me encanta escucharlo hablar siempre, de todo lo que se te ocurra, contando todo lo que te imagines.
Me encanta su humildad, su real humildad, así como también me encanta su modestia y sencillez.
Me encanta verlo entre amigos.
Me encanta tocarle la panza y la espalda.
Me encanta la capacidad de poder hablar de lo que quiera con él.
Me encanta la luz que emana, la seguridad que provoca y la protección que brinda.
Pero sobre todo, ¿sabes que me encanta? Me encanta quererlo como lo quiero, me encanta haber apostado por él, haber parado dos segundos y no tomar una decisión precipitada, sólo porque en el fondo sabía que valía la pena estar con él.
Es raro, pero en un mundo donde nada vale la pena porque no se conoce el valor de las cosas ni las personas, el amor que le siento es una de las pocas certezas que puedo garantizar, él sabrá cual es la otra...claro, mi hermana.
Y porque hoy lo quiero es que estoy apta para decir que vale la pena, o mejor dicho, no vale la pena, vale la alegría.
Y aunque tuve muchos ataques de incertidumbre, desde el momento cero supe que valía la pena, ¿Cómo lo sabía? ¿Hablé antes de la seguridad que te provoca? bueno, esa seguridad que todos quieren en una relación, él me la da desde el momento que lo escuché cantar en Woodstock.
Nada es perfecto, sé más que nadie que nuestra relación no es perfecta, pero no estoy en el mundo para buscar la perfección de nada, sino que con ese desastre que tenemos, aportar cada uno su mierda, y enamorarnos de esa mierda, una mierda que me haga bien, que me haga reír y amar cada día un poquito más, pero como es mierda, también lloramos, lloramos un poco porque somos trágicos, el ser humano nació llorando, eso nos dice mucho y a la vez nada. No quiero descalificar nada con la etiqueta "mierda", simplemente estoy afirmando que nadie tiene un gramo de perfección, que nacimos para mandarnos cagadas, pero que con lo peor que tenemos, hacemos lo que más amamos. Y en este caso, apostaría más mierda de mi parte, más cemento para solidificar la base que formamos, por la simple razón que vale la pena pisar cualquier piso hecho de mierda agarrada de la mano de él.
Deseo este sentimiento de seguridad al amar a una persona como lo estoy sintiendo yo, porque se los puedo asegurar, nunca sentí esto antes.
Me pasaría horas hablando de él, y de lo buena persona que es, pero jamás mis palabras les harían honor a quien realmente es. Sepanlo conocer.
Te amo Max, porque sos vos a quién quiero, sos vos quien me brinda el hombro, sos vos con el que me río, sos vos con el que me enojo, sos vos con quien aprendo, sos vos de quien estoy enamorada, y sos vos, y me encanta que seas vos.
Siempre a tu lado, siempre juntos o siempre separados, pero a tu lado incondicional.
Hasta el centro de la tierra.
martes, 14 de julio de 2015
vacío
El tiempo tiene voz.
El tiempo tiene ganas dr hablar.
El tiempo está siendo paciente.
Y sobre todo, el tiempo no perdona...espero que no te arrepientas.
Melanie Belen Santa Cruz.
Sin sentido, sólo un nombre.
Cada vez menos persona.
Cada vez menos ganas.
Exagerar es solamente para débiles, las cosas por el nombre de las cosas. Y hoy, hoy soy menos Melanie que ayer (cada vez un poquito menos).
El tiempo tiene ganas dr hablar.
El tiempo está siendo paciente.
Y sobre todo, el tiempo no perdona...espero que no te arrepientas.
Melanie Belen Santa Cruz.
Sin sentido, sólo un nombre.
Cada vez menos persona.
Cada vez menos ganas.
Exagerar es solamente para débiles, las cosas por el nombre de las cosas. Y hoy, hoy soy menos Melanie que ayer (cada vez un poquito menos).
jueves, 2 de julio de 2015
Recordatorio semanal (extended version)
Te deseo paz
Confesiones en presente:
No te olvides de cocinarme los fideos verdes que me encantan, y ponele mucha salsa por favor, y dejá de hacerme puchero leli que no me gusta. Te confieso que me apuro a tomar la sopa porque pienso que el lelu me esta jugando una carrera de haber quien se la toma más rápido, también siempre tengo la esperanza de que en el galpón haya algo mágico. Me encanta bajar y subir la escalera del patio, aunque me retes. Perdón por hacerte abrirme la puerta corriendo porque me estaba haciendo pis, pero en serio no llegaba eh. No compres más esa "ser" de naranja que es horrible, leli, compra la de pomelo, aunque bueno, ya sabes que siempre mezclo tu terma con seven up y no sé como me puede gustar. Siempre te reviso el ropero y leo las cosas que guardas y siento como que descubrí algo re importante y eran cartitas de feliz cumpleaños. Cuando duermen la siesta con el lelu siempre cierro la puerta de la cocina, tengo miedo. Che deja de hacerle pasar el trapo al pobre lelu todos los mediodias. Me siento abajo del árbol de ciruelas y me siento en una película, siempre pensé que en ese patio había un tesoro. Espío el patio del vecino a ver si pasa algo interesante y nunca nada, aunque tenían pileta. Que no me entere que me dejaban ganar en la escoba de 15 con el lelu porque me voy a enojar. Me pruebo tus anteojos y tus vestidos cuando no me ves, perdón. Siempre me echas la culpa a mí de que viene mucha cuenta de teléfono y sólo llamo a mamá...creo. Me regalaste una plantita diciéndome que era mía y que la cuide, pero no le daba mucha bola aunque sí me daba ternura. Cuando tengo ganas de comer algo, y abro la heladera siempre hay membrillo y me fastidio. La leche con chocolate águila que me haces es LA MEJOR, tomarla ahora en invierno me va a venir bien, Leli, compra mucho chocolate. Siempre es un tema prender la estufa de tu casa eh, por eso dejabas la hornalla prendida, aunque un día nos vamos a prender fuego así. Lo mismo pasa en verano, con el ventilador, que pensas que se va a caer y no me dejas prenderlo fuerte Me retas cuando te reviso los cajones y te desacomodo todo, pero ya al final aprendí a hacerlo sin que te des cuenta. A veces intento hacer eso que hacía mamá los domingos, ¿te acordas? que se tiraba abajo de la mesa a mirar la tele, pero me retas porque el piso está frío. Perdón que insista tanto en revisar los cajones pero es que tenías tantas cosas que cuando me aburría siempre encontraba algo para revisar, o chusmear, y así fue como encontré los pañuelos que uso ahora. Abrir tu cómoda y encontrar caramelos siempre me pone de buen humor, y al lelu le encantan los caramelos media hora, aunque la gente los odie, me hizo quererlos. Leerte los prospectos de los medicamentos era aburridísimo, como ayudarte a tender las sábanas. Te enojas mucho cuando te corto el mantel de la mesa, perdón no sé por qué, estaba aburrida. Tus amigas eran más amigas mías que tuyas, las veces que te acompañé a rezar el rosario era porque me gustaba la casa de tu amiga y siempre me daba caramelos. Siempre se levantaba primero el lelu que vos de la siesta, y a mí me gusta porque así no estoy sola. Acompañarte a comprar es terrible, tres horas fácil con vos. Y por último, "vos sos la bebé de la abuela", me daba risa verte diciéndome eso desde chica hasta los 18 años, siempre voy a ser el bebé de la abuela. Lo último que me preguntaste fue "de quién sos vos?" "de mi abuela" te contesté. Vieja loca, te fuiste y nunca me dijiste dónde me escondías el control de la tele para que duerma.
La vida es muy incierta, Leli, eso lo sabes, había muchas cosas que no entendía había otras tantas que creía entender, y sigo sin darme cuenta de muchas otras, pero entendí gran parte de la vida cuando vi a mi mamá acunándote en la camilla ayudándote, "ayudándote a morir". Qué cosa más loca.
Me di cuenta que el morir es muy relativo, pero me entraron más dudas sobre cuando realmente se muere, ¿qué es lo que garantiza la muerte? ¿la muerte física? ¿cuando se para el corazón? ¿esa es la muerte?. Creo que vos tenías mucho miedo, vieja, ¿sabes por qué? porque sos humana, y tenías miedo, y me sorprendió que la muerte haya sido un acto de amor tan grande como el tuyo con mamá, vos llorando, pidiendo por el lelu, y mamá acunándote como si fueras un bebé, diciéndote que te quedes tranquilita, que vayan juntas.
Sinceramente vos no moriste, ¿te diste cuenta la cantidad de recuerdos que recaudé? son eternos, son millones, cierro los ojos y se me vienen momentos, imagenes, fotos, es una cosa increíble la memoria. Tal vez no recuerde con exactitud, tal vez no memorice tal cual, pero juro recordar tu voz, recordar la voz del lelu tan clara...sus olores. Extraño mucho a mi abuelo, leli, ¿qué puedo hacer? el se fue cuando yo era muy chica, cuando entendía menos que ahora, no comprendí todo lo que significaba hasta hace un tiempo, cuando éstos recuerdos tan nítidos se hicieron presentes, por favor decile que lo quiero con todo el corazón, que tengo muchas ganas de abrazarlo, que lo amo y que es un ejemplo de ser humano.
Tengo una imagen en mi cabeza, que es una imagen eh, no recuerdo ni qué pasó antes, ni qué pasó después, solamente es una simple imagen. Primaria, parroquial santa maria, cuando el lelu me iba a buscar al colegio, me esperaba en una esquinita, con su boina, con su gorrito, y su saquito, sus manitos en el bolsillo. ¿Te acordas de las manos del lelu? tenía uñas largas, dedos largos y grandes manos, tal vez no eran así, leli, pero yo en ese momento era más chica, seguramente lo veía con otros ojos. Jamás te pudiste aprender el nombre de mi perro eh, le decías Rinti. Trato de buscar y encontrar en mi memoria la voz del lelu, pero solo me encuentro con su risa. Enormes personas, enormes abuelos, eran gigantes, no lo supe entender, no lo supe ver, lo veo ahora que recuerdo esos momentos. Ojalá hayan sabido siempre cuánto los quería.
Se fueron ambos, pero me dejaron a Isabella, gracias por no dejarme sola, gracias por ver reflejado su amor en mi hermana.
Te quiero vieja, buen viaje por favor no hagas mucho quilombo, no hinches mucho las pelotas, decile al lelu cuando lo amo y cuanto me gustaría tener un abrazo más de él.
Gracias por tal amor y por tal inmensidad.
Confesiones en presente:
No te olvides de cocinarme los fideos verdes que me encantan, y ponele mucha salsa por favor, y dejá de hacerme puchero leli que no me gusta. Te confieso que me apuro a tomar la sopa porque pienso que el lelu me esta jugando una carrera de haber quien se la toma más rápido, también siempre tengo la esperanza de que en el galpón haya algo mágico. Me encanta bajar y subir la escalera del patio, aunque me retes. Perdón por hacerte abrirme la puerta corriendo porque me estaba haciendo pis, pero en serio no llegaba eh. No compres más esa "ser" de naranja que es horrible, leli, compra la de pomelo, aunque bueno, ya sabes que siempre mezclo tu terma con seven up y no sé como me puede gustar. Siempre te reviso el ropero y leo las cosas que guardas y siento como que descubrí algo re importante y eran cartitas de feliz cumpleaños. Cuando duermen la siesta con el lelu siempre cierro la puerta de la cocina, tengo miedo. Che deja de hacerle pasar el trapo al pobre lelu todos los mediodias. Me siento abajo del árbol de ciruelas y me siento en una película, siempre pensé que en ese patio había un tesoro. Espío el patio del vecino a ver si pasa algo interesante y nunca nada, aunque tenían pileta. Que no me entere que me dejaban ganar en la escoba de 15 con el lelu porque me voy a enojar. Me pruebo tus anteojos y tus vestidos cuando no me ves, perdón. Siempre me echas la culpa a mí de que viene mucha cuenta de teléfono y sólo llamo a mamá...creo. Me regalaste una plantita diciéndome que era mía y que la cuide, pero no le daba mucha bola aunque sí me daba ternura. Cuando tengo ganas de comer algo, y abro la heladera siempre hay membrillo y me fastidio. La leche con chocolate águila que me haces es LA MEJOR, tomarla ahora en invierno me va a venir bien, Leli, compra mucho chocolate. Siempre es un tema prender la estufa de tu casa eh, por eso dejabas la hornalla prendida, aunque un día nos vamos a prender fuego así. Lo mismo pasa en verano, con el ventilador, que pensas que se va a caer y no me dejas prenderlo fuerte Me retas cuando te reviso los cajones y te desacomodo todo, pero ya al final aprendí a hacerlo sin que te des cuenta. A veces intento hacer eso que hacía mamá los domingos, ¿te acordas? que se tiraba abajo de la mesa a mirar la tele, pero me retas porque el piso está frío. Perdón que insista tanto en revisar los cajones pero es que tenías tantas cosas que cuando me aburría siempre encontraba algo para revisar, o chusmear, y así fue como encontré los pañuelos que uso ahora. Abrir tu cómoda y encontrar caramelos siempre me pone de buen humor, y al lelu le encantan los caramelos media hora, aunque la gente los odie, me hizo quererlos. Leerte los prospectos de los medicamentos era aburridísimo, como ayudarte a tender las sábanas. Te enojas mucho cuando te corto el mantel de la mesa, perdón no sé por qué, estaba aburrida. Tus amigas eran más amigas mías que tuyas, las veces que te acompañé a rezar el rosario era porque me gustaba la casa de tu amiga y siempre me daba caramelos. Siempre se levantaba primero el lelu que vos de la siesta, y a mí me gusta porque así no estoy sola. Acompañarte a comprar es terrible, tres horas fácil con vos. Y por último, "vos sos la bebé de la abuela", me daba risa verte diciéndome eso desde chica hasta los 18 años, siempre voy a ser el bebé de la abuela. Lo último que me preguntaste fue "de quién sos vos?" "de mi abuela" te contesté. Vieja loca, te fuiste y nunca me dijiste dónde me escondías el control de la tele para que duerma.
La vida es muy incierta, Leli, eso lo sabes, había muchas cosas que no entendía había otras tantas que creía entender, y sigo sin darme cuenta de muchas otras, pero entendí gran parte de la vida cuando vi a mi mamá acunándote en la camilla ayudándote, "ayudándote a morir". Qué cosa más loca.
Me di cuenta que el morir es muy relativo, pero me entraron más dudas sobre cuando realmente se muere, ¿qué es lo que garantiza la muerte? ¿la muerte física? ¿cuando se para el corazón? ¿esa es la muerte?. Creo que vos tenías mucho miedo, vieja, ¿sabes por qué? porque sos humana, y tenías miedo, y me sorprendió que la muerte haya sido un acto de amor tan grande como el tuyo con mamá, vos llorando, pidiendo por el lelu, y mamá acunándote como si fueras un bebé, diciéndote que te quedes tranquilita, que vayan juntas.
Sinceramente vos no moriste, ¿te diste cuenta la cantidad de recuerdos que recaudé? son eternos, son millones, cierro los ojos y se me vienen momentos, imagenes, fotos, es una cosa increíble la memoria. Tal vez no recuerde con exactitud, tal vez no memorice tal cual, pero juro recordar tu voz, recordar la voz del lelu tan clara...sus olores. Extraño mucho a mi abuelo, leli, ¿qué puedo hacer? el se fue cuando yo era muy chica, cuando entendía menos que ahora, no comprendí todo lo que significaba hasta hace un tiempo, cuando éstos recuerdos tan nítidos se hicieron presentes, por favor decile que lo quiero con todo el corazón, que tengo muchas ganas de abrazarlo, que lo amo y que es un ejemplo de ser humano.
Tengo una imagen en mi cabeza, que es una imagen eh, no recuerdo ni qué pasó antes, ni qué pasó después, solamente es una simple imagen. Primaria, parroquial santa maria, cuando el lelu me iba a buscar al colegio, me esperaba en una esquinita, con su boina, con su gorrito, y su saquito, sus manitos en el bolsillo. ¿Te acordas de las manos del lelu? tenía uñas largas, dedos largos y grandes manos, tal vez no eran así, leli, pero yo en ese momento era más chica, seguramente lo veía con otros ojos. Jamás te pudiste aprender el nombre de mi perro eh, le decías Rinti. Trato de buscar y encontrar en mi memoria la voz del lelu, pero solo me encuentro con su risa. Enormes personas, enormes abuelos, eran gigantes, no lo supe entender, no lo supe ver, lo veo ahora que recuerdo esos momentos. Ojalá hayan sabido siempre cuánto los quería.
Se fueron ambos, pero me dejaron a Isabella, gracias por no dejarme sola, gracias por ver reflejado su amor en mi hermana.
Te quiero vieja, buen viaje por favor no hagas mucho quilombo, no hinches mucho las pelotas, decile al lelu cuando lo amo y cuanto me gustaría tener un abrazo más de él.
Gracias por tal amor y por tal inmensidad.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)