No quise tocar el tema en todo el día, no se lo comenté a nadie, no salí al patio de mi casa para nada, pero es inevitable, acá estoy, siquiera nombrándolo y ya con lágrimas en los ojos.
Mi perro...tu último tiempo fue muy duro Simba, no te di la atención que necesitaste, yo no estaba en mi casa, no se cual habrá sido tu última imagen, si te acordarás de mí, si tendrás un recuerdo de cuando eramos más chicos los dos, de mi voz, mi cara, no sé, algo, ojalá tengas algo mío.
No puedo dejar de llorar porque justamente en la publicación anterior expliqué como las personas con el tiempo desaparecen, y mirá que loco, vos, siendo un animal, nunca te fuiste de mi lado.
Hoy me pesa el corazón y el alma, tu ausencia llegó, y yo no estaba preparada, nunca lo estuve.
Nunca supiste entender mis palabras, ni poder hablarme, pero ¿sabés que? cuando miraba tus ojitos, me sentía en casa, en mi hogar, porque verte significaba que finalmente estaba en casa.
Son muchos los pensamientos que se me mezclan, no sé como puedo seguir ahora, con esta pesadez que siento en el corazón, con la culpa de no haber sido tus huesos y tus piernas cuando vos ya no podías caminar más, de no haber sido tus ojos, cuando la ceguera te atacó, y tus oídos cuando ya no me pudiste escuchar más. No lo fuí, y ahora no sabes lo doloroso que es pensarlo.
Fuiste excelente de todas las maneras posibles, nunca pensé que un animal pudiera expresar tanto con tan pocos gestos, te conocía todo lo que te estaba pasando, pero en tus últimas, vos sentiste mi ausencia, y ahora que ya no puedo cambiar eso, no puedo dejar de llorar.
Fuiste más humano que mucha gente, Simba.
Te tengo conmigo desde los dos años, y para mí siempre fuiste indispensable. Podían fallecer todos los animales de mi casa, pero vos siempre estuviste, no entiendo como ahora te fuiste, nunca lo esperé, aunque en el fondo de mi corazón siempre lo supe, y no lo puedo admitir, no quiero ver que ya no estás.
Te fuiste de noche, en la oscuridad que tus ojitos te daban, en el silencio de la madrugada, yo no estaba en casa, y todo eso me pesa el alma.
Si pudiera graba la última imagen que tuve tuya, lo haría, pero tengo miles de recuerdos, miles de fotografías impregnadas en mi corazón, porque vos ahora sos un pedacito de cielo, que me vas a estar mirando, y esperando también.
Nos vamos a volver a ver, ambos sanos, porque aunque yo no este mal de salud, tampoco estoy bien, vos sin embargo, no podías más con tu cuerpito, ya te costaba respirar, pero fue tanto el tiempo que estuviste así, que nunca me esperé que pasara en serio. Pensé que eras inmortal, mi Simba, pensé que nunca te ibas a ir de mi lado, hasta que el día llegó, y ahora estoy completamente desorientada, hundida en mis lágrimas, y ahogada en mis sollozos, te amo con todo mi corazón, y fuiste lo mejor que me pudo pasar en la vida, sin hablarme, me dijiste tantas cosas siempre...tantas cosas con tanta paz y pureza, que con solo verte me daba una caricia al corazón.
Son mágicos los animales, pero vos fuiste un rey, Simba.
No lloré delante de nadie, porque no caía en la realidad, y ahora que lo hice, no puedo parar...
Le quiero decir a mi perro que lo amo como nunca amé a una persona, que tenerlo en mi vida me daba seguridad, y estabilidad.
Perderlo fue un golpe bajo. Estoy enojada conmigo misma, arrepentida, pero ahora te lloro con mucho amor Simba, te extraño, aunque no pudieras ni ladrar, verte me daba...no sé, me traía mucha seguridad.
Y te fuiste no más, mi querido amigo, siempre vas a estar en mi corazón, para todos los días de mi vida, vas a tener un lugar, ojalá te acuerdes de mí, tengas una imagen de mi cara, de mi voz, o de mis caricias, estés donde estés, te amo extrañamente, porque nunca me pasó, y no lo supe hasta que te perdí.
Porque, todos sabemos ¿no? la puta madre: nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Y así te perdí, mi amigo, te perdí, te fuiste físicamente, pero nunca estuviste tan presente en mi corazón y en mi alma como lo estás ahora.
Sos la estrellita que más brilla en el cielo junto con mi abuelito querido, te debe estar cuidando bien allá arriba, aunque nunca se aprendió tu nombre, te decía 'Rinti' porque le recordabas a su perrito, pero tanto amor había en ese hombre que es inexplicable lo que siento por ustedes dos.
Mis angelitos de la guarda, nunca me abandonen, perdón Simba por no haberte dado un último abrazo, perdón, pero te amo con mucha locura, y mi corazón estalla ahora por vos. Te amo y te extraño.
...Hasta siempre mi único y verdadero amigo.



No hay comentarios:
Publicar un comentario