jueves, 25 de junio de 2015

si. no.

Nunca vamos a terminar de conocer a las personas. Pero hoy no vengo a charlar sobre una postura resentida, ni enojada, ni influenciada por sentimientos. Si no que siento, que realmente es muy difícil determinar conductas en la gente, y conocer sus sentimientos y calificar sus acciones. ¿Con qué vara juzgamos?
Y hoy más que nunca siento que el problema y su causal siempre va a ser el mismo, no puedo entender a la gente, no me gustan sus conductas, a veces si a veces no, lindo feo, bueno malo, unas veces todo bien, otras veces todo mal, que se yo, no entiendo. Y me enoja, me enoja mucho. Pero creo que estoy aprendiendo de a poquito a dejar de hacerme mala sangre, a empezar a ver con otros ojos al mundo, a abrirme cuando tengo que hacerlo, y a aprender a no confiar tanto. Pero, si que me enoja cuando por el contrario decido dar todo de mí, y no recibo lo que quiero eh. Ay dios, eso sí que me enoja y mucho.
Pero jamás podría hablar de mí, así que por el contrario les voy a contar una historia, con otros nombres, influenciada por cosas que obviamente me pasaron, pero nunca contando mi postura, o tal vez si, lo desconozco.
Vuelvo a repetir, hoy vuelvo a estar enojada. Y mucho.